Los filtros de cartucho son, junto con los filtros de arena, los actualmente más utilizados, sobre todo en piscinas privadas.
Su funcionamiento se basa en el uso de cartuchos reemplazables, de una vida útil limitada (normalmente en torno a 6 meses o un año). Estos cartuchos ya fabricados necesitan ser limpiados habitualmente ya que la suciedad se adhiere a su superficie, perjudicando a su capacidad de filtración.
Lo cierto es que son filtros que, por el uso, van reduciendo su capacidad filtrante (inicialmente muy elevada). Es por ello, por lo que se recomienda su cambio por uno nuevo, cada cierto tiempo, de cara a mantener una buena capacidad filtrante en la piscina. No todos los modelos de cartucho valen para cada filtro, de hecho es habitual tener que recurrir al mismo fabricante del filtro para encontrar recambios, lo cual en algunos momentos puede suponer una incomodidad.
Al igual que en los filtros de arena, los filtros de cartucho también varían su tamaño en función del volumen de la piscina en el que van a ser utilizados, aunque sí que es cierto que es raro su uso en piscinas de grandes dimensiones.
A diferencia de los filtros de arena o los de diatomeas, en los que su limpieza es realizada con la ayuda de la propia bomba de la piscina y con contra lavados, el proceso de limpieza del filtro de cartucho se realiza de modo manual, debiendo extraer el cartucho reemplazable y procediendo a su limpieza, generalmente con una manguera.
Resulta recomendable, siempre que sea posible, el uso de filtros ligeramente sobredimensionados en relación al volumen de la piscina, evitando su funcionamiento forzado y alargando la vida útil del equipo.
